jueves, 21 de junio de 2007

Calles

Abro los ojos pero los ojos se resisten. Son mis ojos y debería poder manejarlos a mi antojo, pero no caigo en la cuenta de eso todavía. No sé lo que pasa a decir verdad. Siempre cuando me despierto por un segundo no sé lo que pasa, hasta que sé que estoy despierto aunque no lo quisiera así. Pero esta vez fueron varios segundos porque mis ojos se negaban a responder. Es que duelen cuando empiezo a abrirlos y no veo, o sólo veo algo que no me deja ver y que duele. No entiendo cómo me quedé dormido con esa dicroica a sólo un metro y medio de la cara pero ahora lo sé, sé que estoy despierto y también que en algún momento caí en el sueño con la cara bañada de luz y calor eléctrico. Me enderezo y ahora el dolor se traslada al cuello, por la mala postura de mi siesta; y veo todo con un punto amarillo en el medio, como si tuviera una mira para asegurar la puntería de mis ojos. Apunto a la silla con el respaldo de cuero, al florero de las flores de plástico, al libro de Cézanne sobre la mesa ratona. Apunto a la cara de Luís y no veo su cara, porque el punto tiene justo el tamaño de su cara a la distancia que se encuentra de mí. Él me dijo una vez qué significa dicroica cuando le pregunté, pero ahora no lo recuerdo; dijo que es algo que tiene dicroísmo, sí, pero esa respuesta -claro- suscitó otra pregunta. Lo cierto es que siempre tiene las respuestas para esas cuestiones, contantes y sonantes, en efectivo. El ingeniero no te iba a andar con vueltas, porque no le gusta que le anden con vueltas. Sabía lo que tenía que saber, lo que quería saber, y por sus calles andaba seguro y firme. Si le contaba que me había quedado dormido con la dicroica encendida en la cara y le preguntaba cómo algo así podría haber sucedido, me respondería de inmediato que eso me pasó por gil, o por pelotudo; dependiendo de su estado de ánimo o del lugar de donde venía, de la influencia o no de las cosas. Pero no le conté, no se dio cuenta de lo que me pasaba y su cara ya era su cara, no el punto que se proyectaba en ella. Se borró el círculo, se fundió en mi mente, en mi ojo o en lo que miraba, no sé. Se borró como un recuerdo. Y cuando los rasgos de su rostro empezaron a aparecer (los pómulos angulosos, la frente severa), mostró su semblante un hombre despreocupado, un hombre que venía de un lugar que no le había impreso una angustia, un pesar. Vamos, me dijo. Y nos fuimos a caminar. A caminar por las calles de Buenos Aires, que eran como sus calles. Paso su brazo por mis hombros y así nos adentramos en la tarde gris; yo miraba las nubes y me preguntaba hasta cuando iban a aguantar sin descargarse sobre nosotros. Él miraba para adelante, lejos. No recuerdo si hablamos o simplemente caminamos, cada uno por sus calles, juntos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde mi muy humilde opinión creo que cada vez escribis mejor, o por lo menos a mí me gusta más.
este cuento en particular esta increíble!!!

Anónimo dijo...

Fico, si algún día me preguntan que escritor me inspira más no voy a dudar en nombrarte. Desde que me acuerdo sigo tus pasos, me arriesgaría a decir que soy como tu sombra. Siempre te admiré.
Apenas lo lei se lo mostré a Luis. Te diría que se emocionó, pero como sabrás eso es dificil de percibir. Seguí escribiendo que cada ves me gustan más! Te quiero muchisimo, un besote enormísimo! Tu hermanita.

Anónimo dijo...

Posteo acá, como podría haberlo hecho en tu post anterior. Lo hago intentando abarcar lo que estuve leyendo en tu blog, que me gustó muchísimo. Hay un encuentro profundo con las palabras en tus escritos, y eso siempre es una bocanada de aire fresco para los que leemos. Escucharlas hablar, dejarlas decir, descubrir sus sonoridades... Qué bueno cuando alguien se anima a despertar a las palabras. Espero poder seguir descubriendo tu modo de decir a través de elsamovar. Saludos!

f i c o dijo...

Gracias Pierina, Gianni y Pato. Debería escribir en "Para Tí", pensé cuando vi la predominante presencia femenina en la sección de comentaristas, pero ustedes no son del tipo que lee eso, claro. La cuestión pasa por otro lado. El tema es que los muchachos somos medio torpes y nuestro comentario más creativo puede ser algo así como un: ¡Bien, loco!...Que equivale a una palmada en la espalda, una palmada con ruido. Entonces, pensé que después de los comentarios tan llenos de flores (que inflan el pecho), estoy listo para recibir también los cachetazos femeninos , las uñas clavadas y las miradas desviadas. Pero eso sería de una chica "Para tí".De ustedés ,en cambio, espero las críticas más severas y constructivas. Gracias!!!