Cuando se conoció el fallo, Luis Medina Allende fue acorralado por la prensa. Entre saludos de familiares, de pronto un hombre se acercó a los micrófonos y gritó: “Es un héroe de la patria”. Y abrazó a Medina. Era Luis Vanni, el titular de las Brigadas Vanni, del PJ. (La Voz del Interior- Viernes 8 de febrero de 2008)
Claves para no entender - o - Alegato a favor del sentido poco común:
- Medina Allende había sido acusado por la autoría intelectual del homicidio del ex legislador radical Regino Maders, asesinado a balazos por la espalda el 6 de setiembre de 1991. El tribunal dijo que no existieron pruebas concretas ni tampoco hubo una “acumulación de indicios” categórica para condenar a Medina Allende. Desde un principio se pensó en la posibilidad de un “crimen político” pero desde el radicalismo se insistió en el “crimen por polleras”, desestimando nerviosamente cualquier otra razón. El partido y los colegas de Maders se lavaron las manos, pero ahora legislan, en Dean Funes al 92, en la sala del Palacio Legislativo de Córdoba que lleva su nombre: un gesto político para un crimen por polleras, claro.
- Como Al Capone, que fue detenido por “evasión de impuestos” mientras todo el mundo sabía que coleccionaba crímenes, Medina Allende, en su momento, fue condenado a ocho años de prisión por haber cometido una “maniobra fraudulenta”: estafó a un empresario alemán vendiéndole un edificio, que era propiedad del estado, para que ponga un casino, cuando ni siquiera estaba permitido el funcionamiento de este negocio en el ejido urbano. Al descubrirse la jugada, Medina Allende estuvo prófugo, escondido en un departamento del centro de la ciudad, viendo por TV como lo buscaban.
- Se lo investigó por enriquecimiento ilícito y también se lo relacionó con el tráfico de drogas en complicidad con el hijo del ex gobernador Angeloz. Se hizo de muchos amigos consiguiendo autos a precios sugestivamente bajos y su nombre resonó en muchas causas judiciales que lo vinculaban a negocios turbios. Su entorno está podrido de delitos, amenazas y muertes dudosas; y de una manera grotesca por lo evidente, literalmente se viene burlando, hace años, de la justicia de Córdoba (o la justicia se burla con él de todos nosotros)
- Mientras se investigaba su vínculo con el asesinato de Maders, por tener más de 70 años, Medina Allende gozaba de prisión domiciliaria en su casa de Tanti, pero como abandonó sin autorización la casa, el beneficio le fue revocado. Antes de esto, se paseaba por la zona a la vista de todos los vecinos del lugar. En páginas de internet que promocionan las sierras cordobesas, la casa de Medina Allende figura como parte de los circuitos turísticos.
- En la foto que ilustra este texto, propio de la descripción de un “villano” de Ciudad Gótica (no sólo por lo brutal de su biografía criminal sino por la sucia red de corrupción que revela, entre la policía, la justicia y el poder político), se ve a Medina Allende, en su faceta más cínica, festejando su absolución en el Paseo del Buen Pastor: este predio que intentó vender fraudulentamente y que finalmente lo llevó a la carcel durante el gobierno de su amigo de la infancia, el ex gobernador Eduardo Cesar Angeloz, cuyo sueño de convertir el mismo predio en un centro comercial -al igual que hizo con la Escuela Gobernador Olmos- pudo llevar a cabo recién antes de terminar el madato y como trofeo de guerra, su sucesor y eterno enemigo funcional José Mahuel De la Sota.
- Antes de su paseo triunfal, alguien abrazó a Medina Allende y le regaló un cumplido, que es el perfecto final para este capítulo de la insoportable comedia del poder y la justicia cordobesas: “Héroe de la patria”. El que lo gritó fue Luis Vanni, titular de las “Brigadas Vanni”, una organización del PJ, parodia de Montoneros, culpables sólo de los atentados al hígado que se auto-imparten cada domingo al medio día. El peronismo también saluda a Medina Allende, el buen pastor.